jueves, 31 de julio de 2014

¿Un segundo?

Ha llegado ese momento en el que te paras, miras a tu hija y ves que falta algo. Te la imaginas en un futuro sola, sin el apoyo de un hermano y se te estremece el corazón. ¡Mierda! Yo tenía claro que no quería hijos y ahora me estoy planteando el segundo ¿Es el dichoso reloj biológico? Pues ya podría haberse estado quieto al tener el primero. Para colmo lo hablo con mi pareja y se le iluminan los ojillos como diciendo "¡al fin lo ha dicho!" Saqué la conversación esperando una negativa por su parte, que me hablara de nuestra situación económica, de que la casa es muy pequeña, de que él es hijo único y no ha echado de menos tener un hermano... Pues no, me encontré con sus ojos emocionados y su "te quiero mucho" antes de dormir.
Sé mejor que nadie lo negativo de volverme a quedar embarazada: más problemas para encontrar trabajo, menos dinero para llegar a final del mes, menos tiempo para mí, otra vez a intentar volver a tener el mismo cuerpo... Son un montón de puntos que deberían haberme hecho retroceder en esta idea pero, en cambio, el único punto a favor de tener un hijo ha superado a todos: mi peque sería más feliz con un hermano. 
Me doy cuenta de que todos mis esfuerzos para ser mujer antes que madre no han servido para nada y que seré madre por los siglos de los siglos, amen.
       Dicho ya, es como si se hubiera hecho realidad (como cuando te callas que te gusta alguien porque si lo dices el sentimiento se eleva a la décima potencia) Ya me he planteado que no encontraré trabajo hasta el 2015 porque estaré con el bombo, que puedo hacer un curso online en vez del curso de masajes porque no podré hacerlo embarazada, que tendremos que cambiar la habitación de la niña para que entren dos camas, que cuando salgan de marcha podrán salir en la misma pandilla, que cuando se casen una tirará el ramo y lo recogerá la otra, que cuando sea viejita podrán turnarse para cuidarme, que.. que... Ya estoy volando, ya estoy... volando sobre mi nube...

viernes, 11 de julio de 2014

Adivina adivinanza...

Hoy he estado en casa de mi madre (últimamente paso allí mucho tiempo porque así me ayuda con el cuidado de la peque) y curioseando entre sus (mis) cosas he encontrado un montón de cartas adivinatorias: las del Tarot, la de los Ángeles, las de I Ching... Me las he traído a casa, no sé para qué (¿más acumulación de objetos innecesarios? Puede ser) y me he puesto un poco a investigar. Sobre todo me ha llamado la atención el I Ching porque hace poco oí hablar de él y de forma muy positiva. Así que me ha dado unas ganas enormes de comprarme el libro para su interpretación. Pues va a ser que no me lo compro ¡30 eurazos! Soy una amante de la lectura y de los libros en todos sus aspectos (me pone comprarlos y almacenarlos y olerlos y toquetearlos) pero los precios de los libros me parecen desorbitados y una vergüenza. El acceso a la cultura es cada vez más complicado y parece que si no tienes dinero no puedes o quieres ser culto. Diréis que puedo descargarlo y ya está, pero es que aún no me termina de convencer el formato digital. Si no queda más remedio pues me lo descargo en el ebook pero sigo apreciando el libro en papel, podéis llamarme anticuada.
      Después de este alegato al formato papel y a la cultura para todos (¡Escuela pública para todos! ¡Cultura a precios más económicos!... Imaginadme con unas pancartas sacudiéndolas por la ventana), os cuento la razón de esta entrada y lo que ha significado este puñado de barajas (preciosas, todo hay que decirlo): siempre he sido igual. Sí, siempre he estado medio perdida y he querido que alguien o algo me diera respuestas. No es que ahora al estar parada sufra una crisis existencial que me haga replantearme la vida, es que llevo toda mi vida haciéndolo. ¡Soy una lastimera! ¡Una victimista! Madre mía, con lo poco que me gusta esa gente, siempre autocompadeciéndose y lloriqueando por las esquinas. Así que tengo que cambiar el chip como sea y dejar de buscar algo o alguien que me indique el camino. Tengo que buscarlo por mi misma y ser valiente para llegar hasta el final y ya veremos si ese final es bueno, malo o regular.
      Conclusión: las respuestas están en mí y voy a intentar encontrarlas (aunque si alguien me regalo el libro I Ching: el libro de las mutaciones sería un detalle muy bonito. Bueno, una ayudita nunca viene mal)
      No olvidar: sacar las cartas de Tarot a mi pareja y leerle con voz solemne: la carta de los enamorados indica que los dos tenéis que ir a un sitio soleado y con mar, y olvidaros del mundo.

martes, 1 de julio de 2014

No tener dinero puede ser positivo

Me gusta comprar revistas de decoración y sigo algún que otro blog de decoración. Veo las casas siempre tan ordenadas y espaciosas que siempre deseo cambiar el chip y volverme ordenada. Hoy he llegado a la conclusión de que genéticamente no estoy hecha para ello y mi pareja tampoco. Somos de los que acumulamos y de los que cuando ponemos algo en el medio termina convirtiéndose en algo más de la decoración y no lo vemos. Hemos llegado a dejar algo tirado en el suelo y tirarnos meses esquivándolo como si de una mesa o silla se tratara. Un desastre, vamos.
      He leído que uno de los remedios para no guardar tantas cosas es tirar el doble de lo que compres. Por ejemplo, si te compras una camiseta tirar dos viejas. También leí por ahí que guardaras en una caja un buen montón de cosas y le pusieras la fecha, si en un año no has necesitado nada de lo que hay dentro, sin abrirla, tirarla a la basura. Hice lo de tirar el doble de ropa cuando comprara algo pero ya he dejado de hacerlo porque no tengo dinero para comprarme más ropa. Mira, viéndolo así, esto de estar en paro tiene algo positivo, ya no acumulas nada porque no puedes comprarlo. 
      Hace un rato he mirado una revista de esas de belleza, creo que se llama Glamour (os reiríais del glamour que tengo yo, soy bastante hippy) y me he encaprichado en un aceite para el pelo que parece que tiene que ser la leche, porque te protege del sol pero encima te repara, te nutre, te... me he imaginado con un pelazo de esos tan brillantes y esponjosos que dan ganas de zambullirte en ellos. Y me he hecho la gran pregunta: "¿es realmente necesario?" Y, como últimamente, la misma respuesta: "no" a la que he añadido "puedo seguir con este pelo mustio que tengo".
       Conclusiones del día: para ser ordenada tengo que dejar de acumular cosas, como no tengo dinero para comprar no puedo acumular nada más, los aceites para el pelo no son necesarios. La falta de dinero va a hacer que logre mi sueño de ser ordenada pero me va a dejar el pelo hecho un asco. 
       No olvidar: cuando encuentre trabajo tengo que ir a la peluquería y comprarme un kit completo para el pelo (en el suelo del baño aún tengo hueco para algún bote más)

lunes, 30 de junio de 2014

Razones para este blog

Soy una de esas mujeres que han estudiado toda su vida y que se imaginaban en un gran puesto de trabajo al pasar la treintena. También me imaginaba en un pisito en el centro de Madrid, soltera y sin hijos. Y, ahora, que he superado de lejos la treintena estoy en paro, vivo en las afueras, eso sí, en un pisito pequeño, con el chico de toda la vida y con una niña. En fin, nada de lo que había imaginado. 
        Llevo mucho tiempo pensando hacer otro blog, y digo otro, porque he hecho un montón y siempre los he dejado (lo que no quiere decir que esta vez sea diferente) pero la temática nunca me parecía lo suficientemente original. Bueno, pues a lo mejor no soy una chica original y punto. Qué en este mundo parece que todo el mundo tiene una hobby que se le da de maravilla y con el que puede llenar entradas y entradas en su blog y conseguir miles de seguidores. Pues yo tengo muchos hobbys que se me dan regular, no destaco en ninguno y no tengo nada que deciros que vaya a trasformar vuestra vida. ¿Qué para que vais a leerme entonces? Pues no lo sé, por cotilleo, por perder el tiempo o porque esperáis que todo esto que cuento sea mentira y al final os ponga un vídeo de cómo hacer en dos minutos un mueble con palés.  
         Respecto al título del blog se me acaba de ocurrir mientras escribía por el Whatsapp con mi amiga Erev. Estaba llorándole sobre mi miserable vida y me ha dicho que es muy difícil vivir en el presente y he pensado: "lo que es difícil es vivir perdida en el presente". Pues eso, os escribo aquí perdida, a ver si entre todos me encontráis.